Sueños Rotos 6


La comida. Ah! la comida!


La comida y yo siempre hemos tenido una relación cercana.


Me gusta cocinar y lo hago muy bien (a veces me pregunto qué hubiera sido de mi vida si hubiera estudiado para chef).


Me encanta darle de comer a los demás.


Rara vez un regalo mio va sin algo dulce y de hecho me encanta regalar comida: invitar a comer, hacer pasteles, regalar dulces...


Consumo alimento por imperativo biológico, pero también para mi es un acto social.


Cuando he ido a comer cosas ricas (y muchas!) por... "despecho" (tristeza, depre, angustia y demás...) y sola, me siento mal y no solo anímicamente, sino también físicamente, la comida me patea... Y por eso he dejado de comer en muchos sitios.

Por no ir sola.

Y no volver a los sitios donde íbamos.





Banner de un blog ya extinto...

No volví (ni creo que vuelva) al sitio de los roastbeef, ni a los helados de crema del osito.

No volví al carrito de hamburguesas ni a la pizza cara; tampoco a la económica.

No volví a comer cholao (y eso que tu lo odias) ni chuleta.

A comer chorizos de supermercado o crepes de fruta.

Ensalada de frutas o helados de paila.

Y más que obviamente, no volví a comer la comida de tu madre:

El pescado frito (la cabeza para tú, la cola para mi), la sopa de patacón y albóndiga, el jugo de guanábana, el arroz con verduras o la natilla.

Has cerrado mis horizontes alimentarios.

Me limito a comer lo que haya en casa y ya está.

Adios a un dulce consuelo.






Fondo del mismo blog

Tu mientras, aprendes a preparar pasta, carne y huevo frito. 

Envidio a la dichosa que valore lo que significa una comida de tus manos.

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