Un bastón para el corazón
Uno quiere ser fuerte.
Siento a veces que mi fortaleza sube y baja según sean los acontecimientos y las hormonas.
Una cosa que sin duda me bajonea es que insistas en ponerme cosas en FB y además en hablarme.
No solo por ver cosas que me hagan recordarte, sino además, por ver como poco a poco no me importan tanto...
Cuando te fuiste, soñaba que regresaras pronto, que tuvieras tu experiencia y enriquecido por ella, volvieras a mi. Ahora, aunque regreses ya no estoy tan segura de lo que siento.
Y eso es triste.
¿Te fuiste solo porque todo en tu vida -y nuestra relación la primera de todo- era un erial sin futuro y sin emociones?
¿Eso fuimos?
Cuando eso sucede uno se refugia en lo que puede y por más que finja ser fuerte, ya amigos tuvieron que secarme lágrimas (en más de una ocasión) y saciar mi sed de contacto físico (descubrí que cada quien da lo que puede dar y es injusto pedirles más).
A veces no basta.
Y me alegró que en una buena porción de tiempo (más de un mes) no habrá días festivos, y es egoísta con los que necesitan descansito extra, pero los fines de semana cortos no me dejan tiempo para pensar.
Puedo ahogar un sábado entero durmiendo y jugando.
Todo un domingo jugando y durmiendo.
Y respecto al Juego...
Son los bastones que uso para consolarme.
Dormir para no pensar... y jugar, para lo mismo.
Para hablar otro idioma y para charlar del mismo juego y de cosas que no sean tristes.
De si te gusta el fútbol o si es mejor el nivel III o el IV para conseguir cosas. De si las joyas están tan caras o del porqué los objetos de élite son tan difíciles de conseguir, de si es mejor vender o desguazar, de si el monje y el bárbaro son una mierda de personajes y de que ayer me tiré el primer mouse por culpa del juego. Menos mal tengo dos o tres más de reserva.
-Esta parte no es para ti. Es para el bastón, a quien llamare Winsy-
Eres ese muchachito de ojos enormes, que entiende mi idioma -al parecer más que yo el tuyo, aunque cada uno escribe al otro en su idioma nativo y al otro lado del cable nos interpretamos, gracias a dios que las dos son lenguas romances, pero tu nunca me has pedido aclaraciones -trato de escribir los más simple que puedo- en cambio yo lo he hecho dos veces... Y porque al final siempre nos queda el tercer idioma que los dos sabemos para aclarar finalmente-, que no me pregunta por mi frustrado corazón y al que aun no he desilusionado con una foto de mi horrenda figura.
Eres ese bastón que me sostiene los fines de semana
cuando más me cuesta estar sola
"Un bastón para tu corazón" - Enrique Búmbury
-esto si es para ti, como siempre al final-
Te extraño, mucho, muchísimo... Y como el tiempo cura lo que no importa ya, esperaré a que no me importe -no me importes- para que el tiempo me cure...
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