Sin ti... pero contigo

Tomaste la decisión de terminar nuestra relación, para mi, si bien no de un modo inesperado, si algo sorpresivo, por elegir la fecha elegida (la noche de navidad) y por la forma cómo pasamos de una noche de tensa calma al fin de nuestra relación.

Te lo juro: sobreviví con valentía a las dos primeras semanas sin ti. Me enganché a múltiples compromisos con amigos y familiares y me sumergí con el debido entusiasmo en mi trabajo. Todo parecía ir de maravilla y ya me preguntaba qué tantas cosas realizaría en mis vacaciones sin ti...

Y me llamas.

Y vienes a mi casa

Y no vienes a lo que yo creía.

No vienes a decirme, como otros años que ya habías descansado suficiente de mi, no vienes a decirme que todo  debería estar como antes, no vienes a quedarte conmigo.

Vienes a decirme que te cambias de casa, que ahi me dejas una par de prendas que dejé en la tuya, que te llevas el internet.

Soporté con estoicismo una entrevista de más de dos horas y cuando vi que te ibas con viento fresco, te detuve para que terminaras la bebida que solicitaste.

Fue entonces que se desató el infierno.

porque haciendo gala de lo que tu llamas mi "falta de control" (yo en cambio creo que no había ninguna razón para controlarme) te dije porque me desesperaba que salieras de mi vida así como así y tras del hecho, tan tranquilamente que hasta pretendías que siguiéramos siendo amigos.

Al día siguiente te busco (siempre soy yo quien te busca...) y tras algo de charla, decidimos volver.

volvemos a la tensa calma de siempre

vuelven mis dudas y contradicciones

vuelve el eterno miedo

vuelve el temor de que a pesar de que si haya por que luchar, igual no valga la pena...

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